sábado, 7 de diciembre de 2019

LA CASA DE ANA

Ana visita la casa blanca, está vacía. Ya no tiene los ramilletes de su grandioso rosal. Se esfumaron  las cayenas rojas que ofreció a su amado. Fueron siempre pletóricos los azules de esa magia que dispuso con sus manos. Artesana de mirada serena.
Mira las calles solitarias de su ciudad, ve a su país. Por qué se marcharon todos? Labrarán en otros lugares las ilusiones que les arrancaron.
Ana se sienta en su taburete, dispone el lienzo, ha comenzado a pintar muchos blancos, plácidos azules,  verdes brillantes, surgen rostros alegres. Recrea con sus manos la vida, labrada con dignidad imborrable.