Futfutfut!
...sonaba el viento con la velocidad de la bicicleta en las
calles de aquella populosa vecindad de la Valera de los años sesenta.
Bella
Vista es el nombre de la urbanización de casas muy bien hechas,
donde me crié. Allí crecí y viví más de veinte años. En sus
calles, en forma de semicírculo, corrí bajo la lluvia, alguna que
otra tarde, después de salir de la capilla de La Chinita dónde
recibía mis clases de catecismo. También en esas calles disfruté
muchas navidades con el resto de la muchachada bellavistera, mientras
nos deslizábamos en patines de cuatro ruedas. Las niñas hacíamos
la figura del tren, apropiada para no correr peligro comparado
con el que hacían los varones. Allí estaban Jesús, Livio, mi
hermano Fernando y "Lolo" como buenos patinadores,
admirados por todas las niñas, cuando hacían gala del dominio sobre
las ruedas de aquellos infalibles Unión 5.
No
todo era juego en Bella Vista. Cuando venían los exámenes finales
en los liceos había que estudiar bastante. Por eso los postes nos
servían de lámparas para hacer grupos de estudio y practicar las
matemáticas o cualquier otra materia a la que había que ponerle
mucho entusiasmo para salir bien. En muchas ocasiones, cuando se
trataba de materias teóricas, lo hacíamos a solas, sin la algarabía
de los demás. El poste entonces parecía que nos vigilaba al mismo
tiempo que podía hacer eco de nuestros soliloquios.
Todos
teníamos una buena familia y cuando digo buena es porque los mayores tesoros que guardaban cada una eran esos muchachos que fueron creciendo
hasta que salieron a otras ciudades a estudiar en las universidades,
porque Trujillo no contaba con muchas carreras en el
núcleo de la ULA en sus inicios, cuando funcionaba en la antigua sede del colegio de monjas de Santa Ana.
Ahora
recuerdo uno de los momentos más felices de mi infancia en Bella
Vista, fue el día en que di mi primer paseo en bicicleta. No era
mía, tampoco la de algún amigo que me la hubiese prestado. Además,
debo decir, que nunca llegué a manejar bicis. Eso carecía de
importancia para mi que era una niña de ocho años. Cuando mi
hermano Fernando cumplió los doce le regalaron una hermosa
bicicleta de color vino tinto. Y fue él quien se ofreció gustoso a darme un paseo
en su bicicleta. Por supuesto que fue alrededor de las dos calles
emblemáticas de Bella Vista, "la vuelta grande" y "la
vuelta pequeña", así habíamos bautizado la avenida
circunvalación y la calle tercera de mi Bella Vista querida.
Recuerdo
las mejores imágenes de ese momento, ver desde mi asiento, el cuerpo ágil, la destreza ante el manubrio de mi hermano mayor que se balanceaba, de uno a otro pedal, para
tomar impulso en las subidas y el sonido del viento que friccionaba
en mis oídos y que aun escucho como un aleteo de grandes
dimensiones...futfufutfut. Y desde esa vez no se me olvida.
Alfredo León expresó : "Hola, Liber.
ResponderEliminarTe recuerdo que Fernando no era solamente un buen corredor de bicicletas sino uno de los muchachos más veloces corriendo. Sus zancadas eran de guepardo (no exagero). Los Jimenez, los Pineda, los Ramirez, los Usecha, los Volcanes, los Valero, los Araujo, los Urbina, los Marcano, los Fossi y nosotros, los León, eramos parte de ese conglomerado bellavistero que le daban valor a la amistad y por supuesto a la vecindad. Era común compartir un dulce de lechosa con el vecino o ayudar a realizar una tarea escolar a uno de los panas e incluso organizarnos para ir al cine de las 9 de la noche. Destaco aquellos fiestas de la Chinita que se realizaban a fin de año. Amistad, alegria, gaitas, amores de adolescentes... la máxima felicidad. Son tiempos de los que guardo gratos recuerdos. Gracias Liber por tan lindo relato.
Tu hermano Alfredo (desde Maturin, 11de agosto de 2014)."
Y nosotros, del otro lado del risco... veíamos tan lejos a los bellavisteros. Un afluente del Motatán, ya serpenteando encementado, evitó el contacto con la muchachada de La Maribel. Quizás el CVN, produjo algunos encuentros obligados por la escolaridad deportiva... Que culpa tengo yo del retraso circunstancial del viaducto! Al momento de su culminación, ya esos dos territorios estaban marcados por sus respectivos clanes!
ResponderEliminarResulta muy grato poder propiciar el diálogo desde otras miradas tan cercanas a esos pasos que dimos en nuestras épocas de muchachos. Gracias, Luis Carlos.
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