martes, 26 de octubre de 2010

Vamos pal' cine!

    Con la firme idea de que apoyemos nuestro cine, bajo un criterio reflexivo, queremos ser portavoces de los grandes logros culturales en Venezuela. El cine venezolano es una muestra de ello. En Valera, desde hace poco, contamos con la Cinemateca. Por eso, aprovechamos ya estos espacios que tanta falta le hacen a nuestra lucidez
    Para el próximo viernes 05 de noviembre, a las 9:00 am., un nutrido grupo de jóvenes, cursantes de la carrera de Educación y la cátedra Lenguaje y Comunicación del NURR, estarán abriendo sus sentidos para ver la película venezolana Taita Boves, inspirada en la novela venezolana Boves el Urogallo de Francisco Herrera Luque.
     No faltes, la cita se cumplirá en la Cinemateca, tal  y como lo habíamos pautado. Hagamos alarde de alguna voz traviesa que vociferó en clase: "Profe, vamos pal' cine!"

viernes, 8 de octubre de 2010

Cuento

El deseo Robert Sheckley
     Frank Morris era un hombre que tenía una obsesión. Otros como él coleccionaban montañas de periódicos o kilómetros de cintas; o se pasaban toda su vida tratando de inventar un sistema infalible de apuestas, o un método seguro de hundir el mercado de valores. La obsesión particular de Frank Morris era la magia. Vivía solo en una habitación alquilada, y sólo tenía un gato por compañía. Las mesas y las sillas de la habitación estaban repletas de libros y manuscritos antiguos, las paredes cubiertas con herramientas propias de un brujo, y los armarios llenos de hierbas y esencias mágicas. La gente le dejaba solo, y a Frank le gustaba que fuera así. Sabía que algún día terminaría por encontrar el hechizo adecuado, que entonces aparecería un demonio y le concedería un deseo glorioso. En eso soñaba por la noche; y por la mañana seguía trabajando en sus fórmulas. Su gato negro estaba echado cerca, con los ojos amarillentos medio cerrados, como si fuera la misma alma de la magia. Y Frank siguió trabajando, analizando las permutaciones infinitas de sus fórmulas. Se había acostumbrado tanto al fracaso, que el éxito lo tomó por sorpresa. Una nubecilla de humo apareció en el pentágono trazado en el suelo. Un demonio adquirió forma lentamente; y Frank, que tanto había anhelado aquel momento, se encontró temblando de miedo. De algún modo, durante todos aquellos años nunca había llegado a decidir exactamente qué pediría cuando apareciera un demonio. La nubecilla de humo se convirtió en una enorme forma gris. Frank deambuló de uno a otro lado de la habitación, se retorció las manos, acarició al gato, rechinó los dientes, se mordió las uñas y trató desesperadamente de pensar. Un deseo y sólo un deseo, ésa era la regla. Pero, ¿qué podía pedir? ¿Riqueza? ¿O acaso el poder era más valioso? ¿Debía considerar la eventualidad de pedir la inmortalidad? ¿O sería más seguro un deseo algo más modesto? Ahora, el demonio ya había adquirido su forma. Su cabeza puntiaguda rozaba el techo y sus labios se hallaban retorcidos en una expresión demoníaca. -¿Cuál es tu deseo? -preguntó el demonio con un tono de voz tan fuerte que tanto
     Frank como el gato retrocedieron. Pero, después de veinte años de esfuerzos, Frank quería pedir el mejor deseo posible. Volvió a pensar en las diversas ventajas que le ofrecían el poder, o la riqueza, o la inmortalidad. Y entonces, cuando estaba a punto de decidirse, vio que el demonio le miraba con una sonrisa burlona. -Es algo irregular -dijo el demonio-, pero creo que cumple con las condiciones. Frank no supo sobre qué estaba hablando el demonio. Entonces se sintió invadido por una oleada de vértigo, y la habitación se oscureció. Cuando recobró la visión, Frank vio que el demonio se había marchado. «Una ocasión perdida», pensó. El demonio había desaparecido y todo seguía como antes. Bueno, no exactamente igual. Porque Frank notó que sus orejas se habían alargado, y que su nariz se había agrandado aún mucho más. Tenía un pelo grisáceo en lugar de su piel, y le había salido un rabo. ¡Aquel demonio traicionero le había convertido en una bestia! Entonces, Frank escuchó un ruido tras él. Y se dio cuenta de lo ocurrido. Echó a correr con la velocidad que sólo da la desesperación, alrededor de una habitación que ahora se cernía enorme sobre él. Un solo golpe cayó sobre él, y vio un rostro con bigotes y unos dientes gigantescos listos para morder... Y Frank supo entonces que sus dudas habían provocado su ruina. Ahora, le resultaba horriblemente evidente que su gato había tenido un deseo antes que él..., un deseo que el demonio había aceptado. Y, del modo más natural, su gato había deseado cazar un ratón.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Celebrando los 50 años del Banco del Libro

     Consideramos importante reconocer la trayectoria del Banco del Libro en su medio siglo de existencia para el cultivo de la lectura en nuestro país. Desde mi curso de Lenguaje y Comunicación y en homenaje a esta institución, se ha realizado una selección de los siguientes cuentos, de ediciones Ekaré y el Banco del Libro como inventario seleccionado por mis estudiantes de Lenguaje y Comunicación de la ULA/NURR, Sección 4, del semestre B -10, para el desarollo de sus lecturas a través de exposiciones que realizarán los próximos dias. Intentamos mirar el discurso narrativo como recurso de comunicación, imaginativo, verosímil en algunas ocasiones, inverosímil en otras, encantador en todas; más aún, si nos acercamos a la infancia eternizada de ciertos relatos bien concebidos. Por supuesto, existe un fundamento teórico, en este caso Teun Van Dijk, desde la interpretación que realiza Luis Barrera Linares (referido en este mismo blog) para el acercamiento interpretativo del texto narrativo que  los estudiantes  mostrarán en el discurso expositivo de cada uno.
      Michael Rosen (2000).Vamos a casar un oso, Javier Rondón(1994).El Sapo distraido, Max Velthoijs(1992). Sapo enamorado, Carmen Berenguer(2000). El Rey Mocho, Fernanda López de Almeida(1992). La Margarita Friolenta, Hiawyn Orán (1998). Fernando Furioso, Maritza Doppert (1994).La calle es libre, Rafael Rivero Oramas (1992). La piedra del Zamuro: un cuento del tío Nicolás, Aquiles Nazoa (1998). La avispa ahogada, María de la Luz Uribe y Fernando Krahn (2006).Doña Piñones, Rafael Rivero Oramas (1989).Tío Caricari: un cuento del tio Nicolás, Margaret Wild (2007). Beso, beso, Daniel Barbot (2003).El auto del Sr. Pulga, Clarisa de La Rosa (1998). El perro del cerro y la rana de la sabana, Aquiles Nazoa(1991). Fábula de la ratoncita presumida, Ana María Machado (1994).Niña Bonita, Aquiles Nazoa (1994). El perro, el chivo y los tigres, Tomie DePaola (2007). Un pasito y otro pasito, Allen Morgan (1994). El barco de Camila, Pilar Almoina de Carrera (1985). El Hojarasquito del monte, Orlando Araujo (2003).Miguel Vicente Patacaliente, Leo Lionni (2004). Una piedra extraordinaria, Rocío Martínez Pérez (2002). Matías dibuja el sol, Cesáreo de Armellada y otros(1983). El Rabipelado burlado (cuento de la tribu pemón), Clarisa Ruiz (1984). Traba la lengua la lengua traba, Miguel ängel Jusayú (1984). Ni era vaca ni era caballo, Daniel Barbot (1997). Rosaura en bicicleta, Kathy Stinson (1985). El rojo es el mejor

domingo, 3 de octubre de 2010

Después de leer la Obra Poética de Luis Alberto Crespo, este fragmento de su escritura

"Dime si te ves en lo que escribo,
si es sin después esto quieto y partido, que se sostiene apenas,
que se agarra al polvo que lo nombra,
o si todo sigue contrito y aterido cuando leas
y se atraviesa un borde, como una coma, una espina.
Creo que al escribir lo que oigo ha de sobrar la punta de la vocal,
el tizne del acento y tenga entonces que devolverme más al fondo,
a la sequía sin nosotros, la sequía sin el ser, la sequedad,
a la que aspiro y en cuya búsqueda me tardo en vivir
sin estar para nadie en los ojos y en el latido.
Porque no sé, aún no o sé, cuando soy mi libro,
cuando me es escritura ese tiempo parado
conque pienso lo eterno,
que he dicho que tenga esperanza con lo borrado
y con lo que se vuelve ilusión en el abrojo.
La luz ocupa lo que escribo. El olvido. En ambos es mediodía.
En punto, como la poesía.
La escritura es apenas la sombra.
Precaria intimidad en lo ilimitado.
Escaso silencio en la abundante evidencia.
Mirada oculta en el mirar despierto.
El ensimismamiento en lugar de la vivacidad.
La mudez por toda elocuencia.
Una torcedura de horqueta, de quebrada,
un lado de cal,
el filo del temblor,
el comienzo de la berbería,
bastan para entrar a nuestra casa suelta.
El sentimiento del ocre
el lado oculto de la espina,
el mediodia o nunca,
una costumbre de sequía,
bastan para exponernos al fulgor y a lo sombrío.
Por conservar esta delgadez de lo real y lo perpetuo
escribo un libro único,
un círculo de imágenes de tierra estéril,
una sílaba negra con la que marco el suelo blanco de la página
y del valle de arcilla de allá adentro.
me escribo si el verano es dilatado, si digo hosquedad
y rayo la página, único matorral en el vacío.
La palabra es lo último en este confín. no habla, no dice:
ensombrece.
Protege de la distancia. del silencio
que es arena en la sien, que es cieno seco en el habla.
No debo salir de ella: la luz desaparecía lo que pienso.
Me refugio en un nombre de escasas sílabas: Carora;
en una casa de nombre escueto: adiós.
Lo interminable es este papel sobre la mesa,
este yermo sin ni siquiera un punto final.
Y acaso esto que dejo en la boca:
  
Luis Alberto Crespo(2004)."Una escritura por toda sombra" en Obra Poética. Mérida. El otro el mismo.  

                                                                                      .

viernes, 1 de octubre de 2010

El parque Por:Libertad León González


Exprimir el parque
en todos sus recuadros
exprimir la vida
Sus espacios de cemento
que llamamos caminerías
Sus trozos de tierra húmeda
Su verde intenso
como de acuarela
como dibujos de Santa Rosalía
cuando nos sentaban unos detrás de los otros
Camino de otros
camino contando las vueltas
Vuelvo a contar
vuelvo a comenzar
Camino fresco
de mañana recién estrenada.